Respuesta al editorial que publicó La Nación titulado: “Editorial: Una Huelga contra todos”

Estudiante de Ciencias Políticas, interesado en la historia y la política económica
Estudiante de Ciencias Políticas, interesado en la historia y la política económica
Analista no verbal y director escénico.
Universidad de Costa Rica, Ecole Internationale Jacques Lecoq.
En política, la comunicación verbal y no verbal es de trascendental importancia para transmitir un mensaje idealmente persuasivo y positivo. El cuerpo, a través de posturas, movimientos de manos y expresiones faciales, habla permanentemente. La selección de nuestras palabras y el tono en que las decimos tienen el poder de crear, de destruir y de dividir. Los eslóganes y las imágenes que los políticos utilizan, asimismo, buscan crear conexión con el votante y convencer del sufragio. Hoy, a la luz de diferentes frases, declaraciones y comportamientos que observo en los aspirantes finalistas, expondré algunas reflexiones sobre la imagen del candidato de Restauración Nacional y de uno sus más cercanos colaboradores.
Analista no verbal y director escénico.
Universidad de Costa Rica, Ecole Internationale Jacques Lecoq.
Estudiante de antropología y filosofía de la Universidad de Costa Rica. Me gusta la gente (y el porqué hacen lo que hacen), el vino, la muerte y bailar a ratos.
Estudiante Maestría en Derecho Universidad de Costa Rica. Uve Legal Costa Rica.
Estudiante de Sociología- UCR | Regidor, Concejo Municipal de Moravia.
“Love is wise – Hatred is foolish” fue uno de los consejos del filósofo inglés Bertrand Russell, en una entrevista con la BBC en la cual le preguntaron qué le gustaría comunicar a generaciones futuras. En un mundo cada vez más conectado y complejo, lleno de gran diversidad de personas, aprender a respetar estas diferencias y aceptarlas como parte del crecimiento de la humanidad sería lo más conveniente. Pero casi 60 años después, a pesar de que su mensaje no sea completamente original, parece que no hemos aprendido de esta lección.
En el ambiente político contemporáneo, en especial con las discusiones sobre la ideología de género en redes sociales, es claro que ningún bando – tanto los conservadores como los progresistas – aplica el amor a la diversidad o al prójimo, respectivamente (los cuales son dos caras de la misma moneda).
Por un lado, los conservadores buscan defender a la familia, al costarricense clásico y a los valores de Occidente, siempre y cuando no se incluya a los que no pertenecen a este modelo: las personas LGBTIQ+, los ateos y agnósticos, los más liberales y otros, incluso si casi nunca mencionan el Texto sacro para tratar de fundamentar sus aseveraciones.
Por otro lado, los progresistas abogan por una Costa Rica diversa, secular y tolerante a cualquier tipo de orientación, etnia y perspectiva, siempre y cuando no se incluya al costarricense cristiano, heterosexual, cisgénero y «retrógrado».
‘Ideología de género’ es un término sumamente equívoco. Fue utilizado por académicos estructuralistas del siglo pasado para referirse a una serie de normas sobre lo que normalmente consideramos como «género»; sin embargo, actualmente es utilizado por tradicionalistas que buscan agrupar al movimiento LGBTIQ+, escritores de izquierda y políticos reformistas que creen en los derechos igualitarios, una mayor intervención del Estado en la salud y el género como un constructo totalmente social en un solo conjunto (aunque estas posiciones no tienen por qué sostenerse juntas). A esta confusión y conspiración se le suma un ataque a todo lo anterior con base en el dogma de la revelación, y resulta difícil saber contra qué exactamente están discutiendo.
Pero lo anterior tampoco nos debe llevar al otro extremo, pues los argumentos de los reformistas son igual de débiles; por ejemplo, en vez de cuestionar a los anti-ideólogos sobre la justificación de sus afirmaciones sobre el “gay lobby”, el debate es arrastrado a otro pseudoproblema: la capacidad de los más continuistas a expresar sus opiniones, bajo la idea de que estos son inherentemente intolerantes. No solo es esto falaz – puesto que Popper demostró la posibilidad de tolerar al intolerante en el campo de discusión en su Open Society –, sino problemático a un nivel ético, político y legal.
La libertad de expresión es la base de nuestra sociedad democrática, y nos permite continuar con la búsqueda libre del conocimiento y de un mejor país. En este sentido, no debe existir ningún tabú, aun cuando se defienda con la etiqueta de «discurso de odio» (caracterización indefinida en todo contexto) o de herejía.
En este sentido, tanto «la derecha» como «la izquierda» no están tratando de discutir sobre el futuro de la sociedad, sino de una aplicación poco democrática de sus preferencias morales al ámbito político. Uno caza fantasmas y el otro – como Walter Peck en Ghostbusters – trata de prohibir tal actividad.
En una cultura promulgada por el amor y el respeto, una actividad primordial sería promover el entendimiento y la sana discusión. Eros busca la armonía y la unificación de Todo, como argumentaba el filósofo Empédocles. Pero el clima actual es exactamente lo opuesto: no se busca ayudar al desprestigiado ni aceptar todo lo que la diversidad implica, sino destruir y callar al oponente político con el fin de establecer injustamente el sistema de valores que cada lado desea, sea este o no mejor para el país a largo plazo.
¿Entonces dónde está el amor del que tanto se habla?
Estudiante de Filosofía y Matemáticas. Me interesa todo lo introvertido. Live long and prosper!
Por esta razón, cada partido apuesta por un nicho electoral; con tendencias etarias, territoriales y educativas marcadas.
Los discursos de los diferentes partidos obedecen, en gran medida, a las dinámicas con que la sociedad costarricense discute sobre diversos temas. Buena parte de los candidatos nos han quedado debiendo el “cómo” de sus propuestas y, en este punto y recorrido histórico es al que le debemos atención para formar nuestro criterio.
Es interesante reconocer que las prácticas políticas, por tanto ideológicas, pueden marcar un hito frente a lo que se podría esperar de sus posibles gobiernos posterior al 4 de febrero. Por ejemplo, podemos repasar el caso de Juan Diego Castro cuando ejerció como Ministro de Seguridad en la administración liberacionista de José María Figueres, donde el Semanario Universidad saca un artículo llamado “Ecoterrorismo” y apología de la violencia; donde se explican las polémicas acciones por parte del gobierno, la multinacional Ston Forestal con tala del bosque de la península de Osa para sembrar melina y, la correlación con los asesinatos de los ecologistas integrantes de la Asociación Ecologista Costarricense (AECO) en 1995.
No obstante, es bien conocido que JDC emite posturas con enorme grado de matonismo hacia las instituciones mediáticas, ecologistas, sociales y gubernamentales de Costa Rica. Son posiciones radicales porque demuestra censura a todas aquellas expresiones, posturas, críticas, etc; que no va con su línea ideológica. En ese sentido, cualquiera que no esté de acuerdo con él sobre un tema controvertido, aunque sea un leve desacuerdo, es incorregiblemente desinformado, mal intencionado o corrupto.
Por otro lado tenemos al bloque conservador integrado por PLN, PUSC, PRSC, etc junto con los partidos religiosos, que mantienen una línea ideológica inflexible frente a temas referentes a migración, diversidad sexual, atención social, déficit fiscal, presupuestos entre otros. Por si fuera poco son aristas tratadas con propuestas sencillas de realizar pero que en la realidad representan temas poco populares para un gran sector de la opinión pública.
También no hay que decir mucho sobre el peso que cargan cierto sector de ese bloque conservador en materia de corrupción o negligencia política, aunque podríamos mencionar algunos como el caso de Odebrecht y Rodolfo Piza (PUSC), Oscar Arias y el caso de Crucitas (PLN), Fabricio Alvarado que confunde un flujo de caja con un presupuesto (PRC), entre otros casos.
Por último, el bloque progresista o centroizquierda donde aglutinamos al FA y PAC. En el caso del PAC y su actual candidato Carlos Alvarado, otorgan una propuesta más fresca en materia fiscal, derechos humanos, política social y otros. El FA fiel a su estilo con una estructura partidaria joven con propuestas interesantes. Del mismo entresaco, el FA todavía le persigue la campaña del miedo del 2014 y al PAC le cobran el Cementazo.
En contexto, hay que atender el discurso epistémico de algunos partidos el bloque conservador que pretende enfocarse algunos temas que no son tan relevantes pero que tienen un recibimiento popular peligroso. Esta contienda electoral merece que se debata sobre el deterioro fiscal, modernización del Estado, movilidad y urbanización , juventudes, etc.
Siento optimismo por el debate nacional que se pueda dar en las últimas semanas previas a las elecciones. Ese tercio de la población electoral indecisa puede provocar una sorpresa que revierta los movimientos conservadores que han ido postergando la posibilidad para una sociedad con oportunidades para todos.
Estudiante de administración aduanera y comercio exterior.