Rodolfo Hernández, Republicano Social Cristiano

Rodolfo Hernández es un caso particular. El candidato, aparte de ser respetado como pediatra y como un hombre entregado a la infancia, es también recordado por la supuesta “doble renuncia” a su candidatura en el 2013. Hoy por hoy, desconocemos qué sucedió con total exactitud dentro el PUSC en torno a este caso.

El Dr. Hernández es el apadrinado de Rafael Ángel Calderón, quien desmanteló la casa que fundó en 1983 para formar otra en junio del 2014. Con él, se fue también Hernández. Nace, entonces, el Republicano Social Cristiano. Al recién nacido, lo mudaron de azul, amarillo y rojo, los colores de quien en 1940 ganó la elección nacional: el Dr. Calderón Guardia. Su partido, de hecho, se llamaba Republicano. Para re-inventarse, parece que Calderón-hijo decide entonces revisitar el pasado político-profesional de su padre y lo que hizo fue crear nido en otro árbol que, al final de cuentas, es del mismo bosque.

Mi compromiso es su familia nos dice el Dr. Hernández. El eslogan es generoso, algo paternalista, pero como muchos, queda en la imprecisión. ¿Cuál es el compromiso? El lema intenta no sonar político, pero, ambiguamente, el Dr. está operando como político. Hernández no tiene un sello gestual que le asocie al eslogan y similar a Figueres no se quita el blanco, el blanco de doctor. Su juego está entre ser doctor, el doctor bueno, el hombre que no tiene malas juntas, que no es corrupto y el líder de la política ‘positiva’, como él se autodenomina (Facebook, 12 de junio). En su equipo, conocen el valor psicológico que genera este color, de ahí que se explote dicho recurso. En el debate realizado en el Club Unión, ocasión donde lo observé en persona el día 23 de octubre, el candidato recibió, en algunos momentos, la felicitación de varios de los expertos invitados por las respuestas que dio, aunque no me cabe duda de que muy poco en su cuerpo, por ahora, demuestra convicción y dinamismo. El motor de su gestualidad no está del todo encendido. Su cuerpo respira mejor cuando habla de investigación, de su gestión como director del hospital, así como de ciencia y tecnología.

La promesa que se desprende del eslogan, el candidato no la asume del todo en su conducta no verbal, quedaría, por lo tanto, debiendo. Hernández se caracteriza por su rigidez corporal, ausencia de gestos que le den un sello personal, así como por sus pausas que, a veces, son extensas. Eso le resta fluidez, algo de credibilidad y no le ayuda a sostener la atención. El aspirante parece apostar a su ‘naturalidad’ para defender el eslogan y el mensaje de campaña, pero no le cae la peseta, todavía, de que con lo que hace a nivel de cuerpo y de voz no le alcanzará para lograr el objetivo. De hecho, la mayoría de los candidatos se encuentran en una situación similar. Este es un aspirante que francamente aburre ante las cámaras. De ahí que recurren a estrategias tales como presentarlo con una música que suena más que todo a noticiero, para crear así generar interés por lo que él va a decir. Algunos ejemplos son los vídeos titulados ‘Basta de trinquetes’ del 23 de agosto y ‘Feria de la salud’ del 9 de septiembre, publicados en su página de Facebook. Si hay algo que el doctor evidencia como un todo, es, precisamente, tener el cuerpo de vacaciones.

Marlon Segura

Analista no verbal y director escénico.
Universidad de Costa Rica, Ecole Internationale Jacques Lecoq.

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