En una arena política donde casi un tercio de la población electoral se encuentra indecisa y que indica que estamos frente a un electorado que está postergando su decisión, nos encontramos en una situación coyuntural importante para el país que merece un real análisis por parte de la gente

Por esta razón, cada partido apuesta por un nicho electoral; con tendencias etarias, territoriales y educativas marcadas.

Los discursos de los diferentes partidos obedecen, en gran medida, a las dinámicas con que la sociedad costarricense discute sobre diversos temas. Buena parte de los candidatos nos han quedado debiendo el “cómo” de sus propuestas y, en este punto y recorrido histórico es al que le debemos atención para formar nuestro criterio.
Es interesante reconocer que las prácticas políticas, por tanto ideológicas, pueden marcar un hito frente a lo que se podría esperar de sus posibles gobiernos posterior al 4 de febrero. Por ejemplo, podemos repasar el caso de Juan Diego Castro cuando ejerció como Ministro de Seguridad en la administración liberacionista de José María Figueres, donde el Semanario Universidad saca un artículo llamado “Ecoterrorismo” y apología de la violencia; donde se explican las polémicas acciones por parte del gobierno, la multinacional Ston Forestal con tala del bosque de la península de Osa para sembrar melina y, la correlación con los asesinatos de los ecologistas integrantes de la Asociación Ecologista Costarricense (AECO) en 1995.

No obstante, es bien conocido que JDC emite posturas con enorme grado de matonismo hacia las instituciones mediáticas, ecologistas, sociales y gubernamentales de Costa Rica. Son posiciones radicales porque demuestra censura a todas aquellas expresiones, posturas, críticas, etc; que no va con su línea ideológica. En ese sentido, cualquiera que no esté de acuerdo con él sobre un tema controvertido, aunque sea un leve desacuerdo, es incorregiblemente desinformado, mal intencionado o corrupto.

Por otro lado tenemos al bloque conservador integrado por PLN, PUSC, PRSC, etc junto con los partidos religiosos, que mantienen una línea ideológica inflexible frente a temas referentes a migración, diversidad sexual, atención social, déficit fiscal, presupuestos entre otros. Por si fuera poco son aristas tratadas con propuestas sencillas de realizar pero que en la realidad representan temas poco populares para un gran sector de la opinión pública.

También no hay que decir mucho sobre el peso que cargan cierto sector de ese bloque conservador en materia de corrupción o negligencia política, aunque podríamos mencionar algunos como el caso de Odebrecht y Rodolfo Piza (PUSC), Oscar Arias y el caso de Crucitas (PLN), Fabricio Alvarado que confunde un flujo de caja con un presupuesto (PRC), entre otros casos.

Por último, el bloque progresista o centroizquierda donde aglutinamos al FA y PAC. En el caso del PAC y su actual candidato Carlos Alvarado, otorgan una propuesta más fresca en materia fiscal, derechos humanos, política social y otros. El FA fiel a su estilo con una estructura partidaria joven con propuestas interesantes. Del mismo entresaco, el FA todavía le persigue la campaña del miedo del 2014 y al PAC le cobran el Cementazo.

En contexto, hay que atender el discurso epistémico de algunos partidos el bloque conservador que pretende enfocarse algunos temas que no son tan relevantes pero que tienen un recibimiento popular peligroso. Esta contienda electoral merece que se debata sobre el deterioro fiscal, modernización del Estado, movilidad y urbanización , juventudes, etc.

Siento optimismo por el debate nacional que se pueda dar en las últimas semanas previas a las elecciones. Ese tercio de la población electoral indecisa puede provocar una sorpresa que revierta los movimientos conservadores que han ido postergando la posibilidad para una sociedad con oportunidades para todos.

Luis Murillo

Estudiante de administración aduanera y comercio exterior.

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