A los partidos políticos y a los precandidatos a la presidencia de la República.
Se avecina una nueva campaña política. En pocos meses, el mensaje partidario tomará un lugar preponderante en la palestra mediática nacional. Ustedes nos bombardearán con sus discursos y propuestas. Temas importantes tocan a la puerta: la situación fiscal, el sistema de pensiones y la CCSS por mencionar algunos. Sin embargo, esta campaña electoral puede convertirse en la contienda que aborde por primera vez uno de los problemas más graves de nuestro país: la vida urbana.
Señores precandidatos, los números no mienten:
- En cuestión de 60 años, pasamos de un 33% a casi un 73% de población urbana (INEC, 2015). Este aumento ha venido acompañado de una expansión continua de las ciudades.
- El país sufre de una carencia crónica de planificación urbana. Únicamente 5 cantones cuentan con planificación urbana actualizada y la mitad no cuenta con ningún instrumento (Jiménez, 2017). La SETENA lleva 2 años sin recibir expedientes de planes reguladores. Los planes urbanos regionales son casi inexistentes y la planificación del GAM ha caído en la “parálisis por el análisis”.
- Mientras nuestros vecinos de América Latina se esfuerzan por mejorar sus sistemas de transporte público masivo, nuestro país se queda atrapado en el congestionamiento. El colapso de la infraestructura vial es la prueba. Sólo en el GAM, la cuarta parte de la población invierte más de 2 horas al día llegando a sus destinos (Estado de la Nación, 2015).
- El atasco vial deriva en pérdidas que superan el 2% del Producto Interno Bruto (Estado de la Nación, 2015). Costa Rica es el país de Centroamérica y el sexto de América Latina con más vehículos por cada 1000 habitantes. (infogr.am, 2011).
- El punto negro en muestras matriz energética es precisamente el consumo de combustibles fósiles por parte del sector transporte. En 2015, este sector representó el 51% del consumo energético nacional y fue responsable de la emisión del 69% de gases efecto invernadero en el 2012 (Montero; Ramírez, 2016).
- Nuestros centros urbanos pierden población año con año. Las familias se desplazan a vivir en las periferias, expandiendo la mancha urbana y poblando zonas de riesgo. El déficit habitacional no ha variado significativamente en los últimos 20 años y la erradicación de los asentamientos en precario es cada vez más compleja.
- El crecimiento urbano obedece a un modelo expansivo de baja densidad. En los últimos 40 años se duplicó el área del GAM (MIVAH, 2015). Este es un problema país, las ciudades intermedias crecen descontroladamente y ya muestran síntomas de la misma enfermedad del área metropolitana. Nuestro sistema de ciudades es totalmente centralizado. Es el reflejo de profundas desigualdades territoriales entre las regiones del país.
- Tenemos ciudades enfermas, carentes de espacio públicos y ahogadas entre condominios amurallados. Caminar es un deporte extremo, nuestros espacios peatonales son estrechos e intransitables. Las ciudades son entornos agresivos para los ciclistas que urgen de más y mejor infraestructura.
- Las municipalidades necesitan apoyo y recursos para afrontar la planificación y el mejoramiento de los entornos urbanos. Millones de dólares se han invertido en planes reguladores que terminan engavetados.
- La institucionalidad y el marco legal para la gestión urbana requieren de importantes reformas luego de cuarenta años de planificar ciudades para los vehículos particulares.
Señores precandidatos, la expansión de la mancha urbana encierra nuevos retos para la calidad de vida y la economía. El país vive una crisis de habitabilidad urbana sin precedentes. ¿Por qué no hablan de urbanismo? La ciudadanía solicita respuestas.
El urbanismo no es solo una ciencia. Nuestro problema urbano es eminentemente político. En las últimas décadas las clases gobernantes han dejado de lado la importancia de la planificación de la ciudad. Paradójicamente, los principales desafíos globales como el cambio climático y el manejo de desechos tienen su foco precisamente en los entornos urbanos. El urbanismo implica estrategias de sostenibilidad, estrategias de competitividad territorial y de mejoramiento del hábitat. Todos vivimos y sufrimos las consecuencias de ciudades abandonadas. Es importante que recuerden dos principios fundamentales del urbanismo contemporáneo: La prevalencia del interés general sobre el particular y la función pública del urbanismo.
Adicionalmente, Costa Rica ha suscrito compromisos internacionales importantes en el marco de la Conferencia de Naciones Unidas para el Cambio Climático (COP 21) y Hábitat III que implican abordar las ciudades como prioridad política. Cumplir con la Nueva Agenda Urbana requerirá nuevas regulaciones, mejorar la planificación, el diseño urbano y las finanzas municipales.
Ahora bien, si el tema hace eco en sus oídos y deciden enarbolar la bandera de la gestión urbana, la ciudadanía merece la discusión de propuestas reales y técnicamente estudiadas. Todos queremos un mejor transporte público. Señores candidatos: ¿Qué pasará con el proyecto del tren interurbano?, ¿Qué modelo de operación se propone?, ¿Se dará apoyo al proyecto de sectorización del transporte público en el GAM? Urge fortalecer le Plan Nacional de Transportes.
Toda la población precisa de vivienda digna, ¿Qué tipo de modelo de ciudad consideran adecuado? ¿Cómo proponen el rescate de los centros urbanos? ¿Cómo fortalecer al acceso al suelo urbano y corregir las nefastas consecuencias de la especulación inmobiliaria? ¿Se fortalecerá el uso mixto y las operaciones urbanas consorciadas?
Precisamos de más y mejores espacios urbanos, ¿Qué proyectos se proponen para elevar la calidad del espacio público? ¿Qué instrumentos de gestión del suelo piensan implementar? Las municipalidades juegan un papel preponderante no solo en la planificación local sino también en la gestión regional, ¿Se continuará con la elaboración de planes regionales desde el gobierno central o se dará oportunidad a los consorcios municipales?
Conforme ahonden en el estudio de la cuestión urbana, más pronto descubrirán que el tema es una oportunidad sin precedentes para llegar a una gran cantidad de votantes. Los costarricenses extrañan aquella ciudad bucólica de nuestros abuelos, más cercana al campo y donde era posible caminar y pasear entre cafetales. Esa ciudad ha quedado en el pasado, debemos dar el salto hacia la vida urbana. La calidad de vida no tiene por qué desmejorar si apuntamos a una ciudad contemporánea, compacta, densa, conectada y accesible. Una buena política urbana es pilar fundamental para el desarrollo económico y social.
Partidos políticos y candidatos a puestos de elección popular: Despierten al llamado de las nuevas generaciones que luchan por rescatar los entornos urbanos. Escuchen el lamento de la población que vive lejos de sus centros de estudio o trabajo. Sientan la frustración de las familias que no encuentran vivienda sin ser víctimas de la especulación. En sus manos está la posibilidad de emprender una campaña innovadora y planes de gobierno con visión. La ciudadanía agradecerá el acercamiento a la ciudad, al barrio y a la vivienda. Las ciudades persisten por el buen vivir y podemos tener las ciudades que merecemos.
