“Le dije que estudiaría sus sugerencias y, por respeto, lo haré” – Donald Trump
Rick tampoco tiene seguro de cobertura, así que el hospital le hizo elegir: reponer el dedo medio por $60.000 o el dedo anular por $12.000. Siendo un poco más romántico, Rick eligió el dedo del anillo por la irrisoria suma de $12.000.
Sicko (2007), es una película del director estadounidense Michael Moore. El documental plantea una visión crítica del sistema de salud de Estados Unidos, poniendo énfasis en los cuestionamientos a las grandes compañías de servicios de salud estadounidenses. Aborda, también, las dificultades para acceder a un sistema de salud de calidad y universal. ¿Ficción? ¡Para nada! Es la cruda realidad.
Los servicios de atención de salud en los Estados Unidos de América se dividen entre los sectores público y privado. El proveedor más grande de los servicios de salud es el sector privado y abarca aproximadamente un 70% de la población. Dicho sector es ampliamente criticado debido al alto costo económico de los seguros. Por otra parte, se habla de las interminables trabas que las empresas aseguradoras interponen a los usuarios para asumir los costos por atención.
En el caso del sector público, existe Medicare, mediante el cual el gobierno federal proporciona seguro de salud a las personas de más de 65 años de edad, pacientes con enfermedad renal crónica y personas con ciertas discapacidades. Por otro lado, se creó Medicaid, como empresa cooperativa entre el gobierno federal y los gobiernos estatales para ayudar a los estados a proporcionar atención médica adecuada a las personas necesitadas.
Pese a la existencia de los dos sectores antes mencionados, según la oficina gubernamental, US Census Bureau, para el año 2012, 48 millones de estadounidenses no contaban con cobertura sanitaria, y para el 2015 la cifra ya había aumentado a 50 millones.
ObamaCare
La última gran reforma en el ámbito de la salud en los Estados Unidos fue la creación de Medicare y Medicaid, en 1965. Esto era cierto hasta el 23 de marzo del 2010, fecha en que Barack Obama firmó la Ley para la Protección de Pacientes y Cuidados de la Salud Asequibles (The Patient Protection and Affordable Care Act), una reforma de las leyes de la salud que popularmente se conoce como ObamaCare.

En buena teoría, ObamaCare, planteaba tres grandes objetivos: en primer lugar, pretendía proveer cobertura de seguro médico para todos los estadounidenses; como segundo punto, buscaba reducir los costos de los seguros para individuos, negocios y el Estado; y por último, planteaba incrementar la calidad de la atención médica.
El programa siempre fue objeto de debate, desde antes de su aprobación en el Congreso incluso. Aun hoy, a dos años de haberse iniciado su implementación, sigue siendo causa de discordia.
El gobierno pregona el éxito de ObamaCare, aludiendo a argumentos como el aumento en la cantidad de personas que acceden a un seguro de salud. Además, afirman que se disminuyeron los costos de los seguros en términos generales pese al aumento de las primas. Todo esto aunado al hecho de brindarle asistencia financiera a la mayor parte de las personas que han optado por un seguro médico.
En la acera del frente, ObamaCare es severamente cuestionado. Los detractores de la iniciativa afirman que contrario a lo que se dijo cuando se aprobó la ley, esta no llegará ni cerca de alcanzar una cobertura universal. Además se plantea que 17 millones de las personas que ahora tienen seguro médico, no tendrán una cobertura real, sino que simplemente serán cubiertos por el sistema de Medicaid, con todos sus problemas de acceso y calidad. Al mismo tiempo, se dice que la ley es un fracaso a la hora de controlar costos, lo cual era esperable partiendo de que si ofrece más beneficios a más personas, esto va a costar más dinero.
Trump y su política de salud
Mientras la discusión y las contradicciones en torno a ObamaCare no cesan, ¿cuál es la posición del futuro presidente de los Estados Unidos respecto al sistema de salud de su país? ¿Cuál será el rumbo del sistema de salud los próximos 4 años?
Donald Trump afirmó en repetidas ocasiones que de llegar a ser presidente de los Estados Unidos convocaría a una sesión especial en el Congreso para poder derogar la reforma sanitaria. El 1 de noviembre Trump afirmaba: “Cuando ganemos el 8 de noviembre y elijamos un congreso republicano, vamos a poder derogar y reemplazar de inmediato Obamacare”. El futuro presidente, ha dicho

que durante su gobierno bajará los impuestos y reformará el sistema de salud “haciéndolo más accesible y mejor“.
Hasta hace 48 horas, todo parecía indicar que la última gran reforma del sistema de salud de los Estados Unidos no tendría más destino que el basurero.
Sin embargo, tras su reciente reunión con Barak Obama, Trump indicó que Obamacare podría ser “modificada” en lugar de derogada, lo que marca un cambio de la postura que había sostenido durante su campaña.
Puntualmente, Trump consideraría mantener 2 aspectos de ObamaCare: la prohibición a las aseguradoras de rechazar a un paciente a causa de su condición económica y la posibilidad de que los padres extiendan temporalmente el beneficio de cobertura de salud para sus hijos.
¿Derogatoria o modificación? ¿ObamaCare, se va o se queda? Por ahora no queda más que esperar y estar pendientes de cuál será el rumbo que tome la política de salud durante los próximos 4 años en los Estados Unidos. Con ObamaCare o sin ObamaCare, esperemos que el resultado final sea el mejoramiento de las condiciones con las que cuenten los ciudadanos estadounidenses para acceder a los servicios de salud, tanto en términos de costos como de calidad de la atención.

Médico.
Colaborador en Contexto.