Estamos a menos de un mes de elegir presidente en Costa Rica, lo cual nunca antes había significado tanta incertidumbre

 

Carlos a la izquierda y Fabricio a la Derecha. Simbólicamente. Tomado de aquí.

Para muchas personas, es un escenario desalentador. Ya cometimos como país un error gravísimo: entregamos nuestra Asamblea Legislativa al fundamentalismo religioso (donde sé que José María Villalta va a estar defendiendo a todas y todos con vehemencia) y a los poderes económicos que ya han gobernado este país. De previo les comento que soy frenteamplista y me gustaría que me lean como tal para que sepan desde qué posición les estoy hablando.

Es desalentador, porque muchas personas, de nuevo, nos vemos obligadas a tomar una posición que no es la que originalmente asumimos, pero peor que eso, es la posibilidad de darle el país a un gobierno de alianza de la derecha religiosa. Porque no somos el país perfecto a nivel de Derechos Humanos, es más, se irrespetan todos los días. Pero por lo menos tenemos mínimos que junto a las garantías sociales han mantenido nuestro pacto fundamental vivo.

A mí no solo me preocupa lo que pase después del 1° de abril, me preocupa lo que ya pasó. La polarización nacional no va a ser fácil de borrar y las manifestaciones de odio en lugar de irse desdibujando, son cada vez más fuertes. Me preocupan las poblaciones que históricamente han sido excluidas, tanto por gobiernos del bipartidismo, como este último, me preocupan los derechos que hemos adquirido y que podríamos perder. Me preocupan muchísimo que los derechos humanos sean de nuevo moneda de cambio, que en la Investigación realizada por el Observatorio de las Mujeres en la Política 6 de los planes de gobierno representaban retrocesos en derechos de las mujeres.  Que una institución tan básica y necesaria como es el INAMU, esté siendo amenazada desde el plan de gobierno y afirmaciones de uno de los candidatos. Que los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres no son prioridad y cuando lo son, los hombres son quienes discuten y quieren decidir acerca de esto.

También, el tema del aborto, que los seguidores de ambos bandos me tienen vuelta loca. Unos, que lo satanizan y llaman abortista al PAC para “restarle votos”, mientras que sus propios seguidores se sacuden desde una posición moralista diciendo que no lo apoyan, como si fuera algo de enorgullecerse. El aborto EXISTE, nada de lo que hagan va a cambiar eso, pero su despenalización y el establecimiento de protocolos para lo ya existente, implica menos muertes clandestinas, más salud y seguridad para las mujeres.  Esto desde criterios científicos y laicos en donde además se de acompañamiento integral.

Soy fiel creyente que es importante ir a votar, pero al mismo tiempo sé que este país va a cambiar en el momento en el que las personas dejen de creer que esto se trata solo de dar un voto cada 4 años y empiecen a ver la necesidad del involucrarse en el día a día.

Ninguna de las 2 opciones que tenemos para elegir es perfecta

Por un lado está Fabricio Alvarado de PRN, a quien no solo es un machista y un homofóbico sino que como legislador fue nada más, a calentar el asiento. Su plan de gobierno llama “nazifacistas” a quien le adversan, contiene claros retrocesos a nivel de derechos humanos y ni hablar de lo limitado del resto de las propuestas, algunas hasta inviables son.

Por otro lado tenemos a Carlos, del PAC, quien tampoco me representa, porque ha sido un partido que ha gobernado para el centro del país y no para las periferias, que ha sido nefasto en temas ambientales, que pasó de ser el que denunciaba la corrupción, a formar parte de ella, que tiene un comportamiento no tan positivo en la Asamblea Legislativa (como Nidia Jiménez oponiéndose a las Guías de Afectividad y Sexualidad), quien tiene una propuesta fiscal regresiva, que golpearía a quienes menos tienen. Que durante los últimos años, no han hablado de aborto, pero ni siquiera hemos visto el protocolo del terapéutico que seguimos esperando con ansias. Que el enfoque antidrogas sigue siendo el mismo, mientras que nuestros jóvenes siguen muriendo en manos del crimen organizado.

Pero principalmente me preocupa una clase política-empresarial, de esa que forma parte de los poderes fácticos, que sale en los Panama Papers y en los Paradise Papers, que se ha engrosado los bolsillos a costas de todas y todos, que se quiere perpetuar, que se puede estar poniendo de acuerdo con ambos candidatos, o que va a seguir ahí, tan siquiera sin ponerse de acuerdo con ellos. Esa que evade impuestos y que tiene kamikazes en la Asamblea Legislativa para parar proyectos que cierren los portillos para la evasión de impuestos. De esos que han estado involucrados en los escándalos de corrupción más grandes, pero que han salido librados y quienes sus nombres no figuran ni siquiera en la lista de involucrados.

Ante todo esto me siento en una real mezcla de tristeza, cólera e indignación. Tengo miedo de la escalada de manifestaciones violentas, de lo que pueda suceder, de los poderes fácticos con otras máscaras, de la nueva Asamblea Legislativa y sé que al igual que yo muchos están sintiéndose parecido. Sin embargo, esto no nos puede paralizar, que esa indignación se nos convierta en organización, en movilización. Hay algunos, que estamos dispuestos a darlo todo, de vernos en las calles y ojalá que de estos seamos los más.

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