Odisea infantil discute problemáticas adultas
Tesoros sigue la aventura de un grupo de niños en el pequeño pueblo costero mexicano de Barra de Potosí. Esta historia llena de risas, música alegre y hermosos paisajes y colores no se olvida de traer una especie de moraleja que el en retrospectiva interioriza.
El público vuelve a ser niño
La directora mexicana María Novaro participó también en el film como guionista, productora e incluso editora. Las decisiones que tomó en estos ámbitos se destacan por lograr un objetivo: que el público se identifique con los personajes y viva su historia junto a ellos.
La trama de la película no contiene situaciones extraordinarias y tiene un ritmo lento, sin embargo eso no aminoriza el disfrute de la cinta. Desde la mirada del público, la audiencia tiene una visión altamente dinámica para los niños. La narración interactúa con el público, asimismo el espectador no solo presencia la historia; también participa de ella.
La identidad local
Barra de Potosí es una locación muy llamativa que el film encariña y empodera al espectador. Desde inicios de la película los personajes otorgan a Barra de Potosí un papel protagónico que en ningún momento se pierde. Hay momentos casi documentales sobre la naturaleza del lugar y la cotidianidad de sus habitantes. Novaro rescata por medio de su obra la identidad local e invita al espectador a formar parte de ella y compartirla.
La moraleja
Los cuentos de niños siempre incluyen moralejas y Tesoros cumple con la norma. Es muy claro que refuerza valores como la fraternidad, la imaginación y la esperanza. Sin embargo, comunica también un mensaje mucho más fuerte: que Barra de Potosí debe ser protegido y que sus pobladores tienen el derecho de ser quienes se encargan de cumplir esa labor. Novaro le cuenta a su audiencia el valor del medio ambiente, le pide que lo proteja e incluye en esta situación al pilar de la sociedad: los niños.
Trailer de la película