Gloria Carrión lleva en su memoria una Revolución. Nos cuenta sobre ‘Heredera del viento’ en exclusiva para Contexto.cr

‘Heredera del Viento’ es una película que retrata las memorias de Gloria Carrión, que lejos de ser únicamente de ella, busca retratar lo que vive toda una generación que atravesó con la mirada inocente de la niñez la Revolución Sandinista en los años ochentas y también archiva la información más relevante sobre ambos bandos participantes en la Revolución. El indagamiento profundo la lleva a desnudar sus emociones y profundas reflexiones junto a sus padres en la búsqueda de una verdad que la Nicaragua actual demanda y necesita para construir una mejor nación.

Contexto conversó en exclusiva con Gloria, acá la entrevista:

 

El tema de llevar tu memoria personal a un guión y concepto cinematográfico. ¿Cómo fue el proceso de redescubrir una historia personal en el plano familiar, nacional (Nicaragua) e inclusive Centroamericano?

Yo parto siempre de la idea de que lo personal es político y de que en las pequeñas historias están insertas las grandes historias. Francamente, desconfío de los grandes relatos, precisamente porque es en las grietas donde se pueden hallar diferentes matices. Cada persona tiene sus propias experiencias y justo en esas vivencias está contenido el todo. Yo partí desde la idea de que al narrar la historia de una familia iba a narrar la historia de un país. Lo más difícil fue incluirme en el documental, lo hice casi que al final, porque es muy difícil hablar de una misma. Además, llegar a ese balance adecuado; yo no quería que la película fuera sobre mi vida, sino solamente una excusa que nos llevara a develar la historia colectiva porque efectivamente la Revolución fue hecha por un pueblo. También me interesaba discutir el tema intergeneracional de la revolución, justo al incluir a mis padres conmigo eso estaba dado en el material mismo.

Sobre la historia pública y la privada se logra una lógica de contar la historia. ¿Qué sentía Gloria cuando se miraba niña y a qué apunta ahora la futura?

Creo que en tu pregunta capturás algo que está muy presente en la película y es la relación entre la infancia y la adultez que son ritos de pasaje muy importantes. Precisamente yo quería dejar plasmado en la película cómo viví la revolución y la guerra en medio de la infancia. Y luego, cómo la Gloria adulta reflexiona sobre eso y se posiciona frente al presente. La película no es lineal en ese sentido, está construida en capas. Justamente quería emular a la memoria que es fragmentaria, y por tanto el trabajo que hay que hacer con la imagen es casi arqueológico. Descubrí que el lugar más honesto desde el cual yo podía partir era de mí misma. Los hijos e hijas de la Revolución aún no hemos hablado como colectivo. Se conoce bastante de la historia de nuestros padres, quiénes derrocaron a la dictadura, pero no sobre los que pusieron el cuerpo durante la guerra ni los que vivimos la infancia durante esa época. Para mí era muy importante empezar a llenar esos espacios vacíos.

Cartel Final de la película ‘Heredera del Viento’ de Gloria Carrión.

Hay una escena particular donde abrazás a tu padre porque llora luego de una pregunta que le realizás dentro del documental. Por la cercanía del abrazo con el pecho de tu padre, se escuchan los latidos del corazón de él. Contanos un poco sobre eso. Sobre la relación padre-hija.

Bueno, yo creo que la película es sobre todo, acerca de padres e hijos. Y el amor y la fricción entre generaciones que irremediablemente ocurre, especialmente si hablamos de un evento histórico como la guerra, el cual nos partió en muchos pedazos como sociedad. En esa escena en particular, yo no me di cuenta del roce de los micrófonos hasta que estábamos en edición y notamos que había un ruido que no entendíamos de dónde venía. Al confirmar que el sonido eran los latidos de nuestros corazones producto del abrazo y la cercanía de los micrófonos es cuando confirmamos que ese “error técnico” era un regalo. En esos momentos, te das cuenta que la vida irrumpe todo el tiempo en el documental y muchas veces te deja sorpresas como esta. Pero hay que estar atentos, alertas.

En el documental dejás muy claro tu noción durante la Revolución. ¿Cómo ha cambiado la Revolución para vos?

Bueno, yo he tenido que lidiar con la vivencia de la Revolución y la guerra toda mi vida y sigo lidiando. Es un periodo lleno de luces y sombras, como todos. Definitivamente marcó mi vida. En mi infancia yo la viví desde la inocencia, pero cuando me convertí en una mujer adulta empecé a analizarla y pensarla desde distintos ángulos y esto amplió mi visión sobre la Revolución Sandinista. Mis estudios de antropología me llevaron a conocer y profundizar en el conflicto que hubo entre la revolución y los indígenas miskitos y muchos campesinos y campesinas que vieron en muchas políticas de la revolución una amenaza para sus culturas y modos de vida. Sin embargo, muchas de esas historias continúan enterradas. Aún tampoco se conocen las historias del exilio que marcó la vida de muchos y muchas nicaragüenses. Es decir, la memoria está aún incompleta. En Nicaragua, no hubo una Comisión de la Verdad. Todavía no sabemos con exactitud cuánta gente murió en el conflicto armado de los años 80. Se calcula alrededor de 50,000 personas, pero nunca se ha confirmado oficialmente. En las escuelas no se enseña este periodo de la historia y está pendiente una reflexión nacional profunda en la cual todos los actores involucrados identifiquen y asuman las responsabilidades que les corresponden. A nosotros ya nos tocará con nuestro propio momento histórico.

Sobre la documentación de archivos sobre ‘Los Contras’, ¿fue muy limitado el acceso a la información?

Sí, es muy difícil encontrar material sobre ellos. El Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica fue clave en esto. Para mí era muy importante contar con algunas voces que nos hicieran entender por qué peleaba ese lado, qué los llevó a la guerra. Es un hecho que el gobierno norteamericano brindó apoyo sustancial para el entrenamiento y armamento de la Contra y que al inicio estaba conformada por ex guardias somocistas, pero a medida que fue pasando el tiempo muchos campesinos se unieron también a La Contra porque estaban en desacuerdo con el gobierno revolucionario. Esto último es más difícil de procesar y entender porque estas son voces que aun no han hablado y porque implica también vernos a nosotros mismos con nuestros aciertos y desaciertos. En las guerras no hay buenos ni malos. En estas se cometen injusticias de ambos lados. Las guerras no las gana nadie. Todos las perdemos. Como dice el escritor, periodista y académico español, Arturo Pérez Reverte, “al aplicar a la guerra civil un criterio de buenos y malos se pervierte la realidad. Ser ecuánime es ver la barbarie y la crueldad estés donde estés respecto al conflicto.”

¿Cómo hacemos ahora y qué es ahora la Revolución Sandinista?

Es un evento que marcó la vida de miles de nicaragüenses de diferentes generaciones, no solo de una.; y sigue marcando. Es un evento con luces y sombras que trajo muchos beneficios y avances a Nicaragua (como quitarnos de encima una de las más brutales dictaduras del continente), pero para poder tomar la esencia y fuerza de ese evento como sociedad necesitamos ver también las sombras, enfrentar los errores que se cometieron y asumir las responsabilidades de ambos lados. La revolución es sin duda un evento inspirador, pero también es importante desmitificarlo, tomarlo por lo que fue y tomar lo bueno, recuperar el gesto de amor que fue la Revolución para transformar la realidad actual, en miras del entendimiento, la democracia, la paz y el cierre de las heridas.

Carlos Cruz e Ivette Fonseca, padres de Gloria y además protagonistas en el documental ‘Heredera del viento’.

¿Podemos confirmar que con el cine podemos transformar nuestra región? ¿Será que el cine tiene herramientas unificadoras que hemos buscado en Centroamérica?

Bueno, esa es una tarea tal vez un tanto ambiciosa para el cine exclusivamente ya que transformar la región implica lidiar con relaciones de poder desigual entre otros asuntos político-económicos. Sin embargo, creo que el cine puede jugar un rol primordial en el autoconocimiento, la reflexión crítica, la reconstrucción de la memoria histórica y la búsqueda de historias que nos unen. Nosotros, como región, compartimos los horrores de la guerra y la violencia actual como resabio de esos conflictos. Yo creo que el cine nos puede ayudar a mirarnos a nosotros mismos con el fin de forjar nuevos futuros y nuevas maneras de entender y actuar en el presente.

¿Qué pensás de la Competencia Centroamericana de Largometraje en la que participás?

Bueno, pues muy honrada por ser parte de la competencia. Me parece que el número y la diversidad de proyectos demuestran que el cine centroamericano está muy vivo y dinámico. La calidad de muchas de las películas en competencia es alta y esto enfatiza el hecho de que como región estamos demandando una voz y un espacio en el mundo.

Acerca del título, ¿qué te ‘hereda’ el viento?

El viento es algo que es muy difícil de asir; no es una herencia material, es algo que tiene que ver más con la esencia, algo que necesitas para vivir. Es una herencia que te construye y te define. El viento trae voces del pasado, recuerdos, pero también es un elemento vital para seguir viviendo. Yo no sería quién soy ahora si no hubiese vivido una revolución.

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