


Lenguaje Silencioso en Restauración Nacional
“Si el lenguaje se otorgó para ocultar pensamientos, entonces el propósito de los gestos es revelarlos.” John Napier, teólogo y matemático escocés, 1550-1617

Analista no verbal y director escénico.
Universidad de Costa Rica, Ecole Internationale Jacques Lecoq.

9/Seducción de los Candidatos: Fabricio Alvarado
Fabricio Alvarado, Restauración Nacional
Fabricio Alvarado es conocido como buen periodista y un ejemplar padre de familia. Cuenta una historia que luego de que un sacerdote católico le hiciera un llamado de atención, este decidió abandonar el catolicismo para formar filas en la iglesia evangélica. En ambos espacios, lo ha caracterizado su facilidad de verbo y amor por Cristo. La altivez que también le singulariza fue estimulada desde su infancia, y bueno, algunos resultados saltan a la vista, pues no solo se ve a sí mismo como el diputado que defiende la familia, sino que se auto percibe como el próximo presidente de la República 2018.
Su eslogan es Hagámoslo juntos. ¿Hagamos juntos qué? El lema califica como uno más de los ambiguos eslóganes que caracterizan la política costarricense. En su frase y bandera, vemos un sol, las palabras Fabricio, Presidente, 2018 y Restauración Nacional. Todos los elementos en sí forman una casa con un sol sobre esta. La palabra restauración es la parte más iluminada, donde nace la luz. El nombre Fabricio está de color blanco y es el centro de atracción.
Similar a otros candidatos, Alvarado no acuerpa el eslogan, es decir, su imagen y su conducta no verbal no es lo suficientemente coherente con el lema. El candidato destaca por su individualismo y por una agenda poco inclusiva. De hecho, si se observa bien, una cantidad importante de sus gestos con las manos apuntan hacia dentro, hacia él mismo. Esto constaté personalmente en el debate auspiciado por el politólogo Claudio Alpizar el día 2 de octubre en el Club Unión. El candidato habla con fluidez y tiene la habilidad de responder con celeridad, pero paradójicamente es un aspirante que, aun siendo joven, no cala en la juventud, como sí lo hace Carlos Alvarado, por ejemplo. Fabricio Alvarado, de manera similar a Sergio Mena del PNG, son adultos mayores atrapados en el cuerpo de dos hombres de 37 y 42 años.
Su partido se llama Renovación, lo cual se asocia con rejuvenecimiento, regeneración y transformación, sin embargo, quien ocupa el primer lugar para llegar a la Asamblea es Carlos Avendaño, un hombre ya grande que, de ganar, volvería por tercera ocasión. Su sed de servicio es muy grande. La agrupación se caracteriza por hacer un ferviente llamado al voto, utilizando el talento de pastores, entre otras formas de voluntariado; y sus ovejas, obedientes, van a las urnas para cumplir con la tarea encomendada. Cuando uno escucha y observa al candidato, este se enaltece y deja un sabor profético de ser el escogido de Dios para ser nuestro futuro presidente. En febrero, sabremos si Dios lo eligió o no.

Analista no verbal y director escénico.
Universidad de Costa Rica, Ecole Internationale Jacques Lecoq.

Burla Política – Análisis Debate UCR
Marlon Segura, nos presenta su análisis sobre el Debate realizado en la Universidad de Costa Rica. Puede mirarlo aquí.
Desde la Grecia antigua, cuna de la democracia occidental, y hasta nuestros días, el debate ha tenido un papel trascendental en la discusión política y cívica de nuestras sociedades. Este, desde una perspectiva crítica, ha facilitado presentar y discutir propuestas, para que, así, estas queden al escrutinio de los ciudadanos. En la arena política, pocos eventos arrojan más lucidez que el debate, pues ofrece una valiosa oportunidad para la exposición y comparación de la oferta política entre adversarios. Simultáneamente, este contribuye a la democracia, puesto que les permite a los posibles votantes estar mejor informados para decidir por quién sufragar.
El debate es tan relevante que no solo los medios de televisión de mayor audiencia nacional facilitan dicho espacio, sino que centros de educación superior, que son cuna y baluarte de formación crítica y creativa, lo promueven y lo anfitrionan, como es el caso de la Universidad de Costa Rica y su canal de televisión dirigido por el periodista Marlon Mora. En ese sentido, el debate Desafíos 2018 ofrecido tanto a la comunidad universitaria como no universitaria el pasado viernes 17 de noviembre fue una oportunidad para que los 13 aspirantes a la presidencia de Costa Rica expusieran sus planteamientos e intercambiaran posiciones con los panelistas invitados. Sin embargo, en esta ocasión, el ausentismo de los candidatos alcanzó dimensiones récord, pues 6 de los 13 invitados no se hicieron presentes.
Ausentismo: los que se quedaron de lejos
En el caso del aspirante evangélico Fabricio Alvarado del Partido Restauración Nacional, recibió la invitación el día 23 de agosto. Su jefe de campaña confirma la participación del candidato el día 7 de septiembre. Sin embargo, el 13 de noviembre cancelan debido a que, y cito textualmente parte de la respuesta enviada al canal: “Le asignaron responsabilidades que no puede delegar en un congreso internacional en Argentina”. Posteriormente, en su página de Facebook, Alvarado hace un vídeo casero, al estilo selfie, donde se le ve en las afueras de unavión. Dos días después sube dos fotos: una con su pasaporte en mano, en la que aprovecha para enviar un saludo a la afición, y en la otra se ve el sello de su pasaporte. No hay duda de que ingresó a dicho país. De haber sido en Canal 7, me queda la duda de si este candidato hubiese asistido a un congreso que coincidiera con la fecha de un debate en dicho medio.
Un caso diferenciado fue el del candidato Rodolfo Piza, donde informan desde un inicio que la agenda del candidato imposibilita su participación, se disculpan y ofrecen enviar un representante a la actividad. El caso de Antonio Álvarez fue singular. El día 23 de agosto la asistente del candidato hace las siguientes preguntas al equipo organizador: “¿Cuáles candidatos están invitados? ¿Piensan hacer streaming o Facebook live? ¿Cuánto auditorio estiman para dicho debate?”. El canal responde, pero poco después en el PLN piden que por favor excusen al candidato, pues este ya tenía compromisos adquiridos. Ahora, si de todas maneras el candidato no podía asistir desde un inicio, entonces para qué hicieron estas preguntas. Queda en el misterio.
A Juan Diego Castro del PIN se le envió la invitación el día 22 de agosto. El 23 de octubre, un mes después, se envía un correo al canal preguntando quién sería el moderador del debate y cuáles son los candidatos “YA” confirmados (YA, literalmente escrito en letra mayúscula). Luego, el 24 de octubre se envía otro mensaje donde comunican que por motivos de agenda el candidato no podrá asistir. Este es un candidato que, de todas formas, hasta ahora casi no se le ve debatir. ¿Será que estar en un “cómodo” segundo lugar en las encuestas le permite atender otros asuntos? Ya no estamos en el 2006, donde un aspirante pensaba que podía ganar por tener un ‘nobel’ bajo la manga.
Finalmente, y casi que a última hora, los desgastados y repitientes candidatos Óscar López del PASE y Otto Guevara del Movimiento Libertario cancelan su participación. Tal vez después de todo hubiésemos visto poco o nada nuevo.
Muchas gracias entonces por avisar y nos vemos en 4 años.
¿Y así quieren ganar?
Si consideramos que la tarea de un político es presentarse ante los diferente segmentos de la población, pues todos los votos cuentan, así como demostrar la capacidad de confrontar, de ser flexible y de avenirse a las reglas del juego que se plantean, queda un sinsabor de que tenemos algunos candidatos sumamente selectivos, extraordinariamente ocupados y, en otros casos, impredecibles, que, bajo la elegante y poco refutable excusa que deben atender otras obligaciones, se permiten ausentarse en la comunidad universitaria. Me queda, por tanto, la duda, para la mayoría de ellos, hasta dónde en esas ausencias hay estrategia, el evitar ‘desgate’ y hasta qué punto era completamente imposible apersonarse a debatir.
El lenguaje no verbal: ausencia de olimpismo político
El Dr. Rodolfo Hernández del partido Republicano fue uno de los primeros en apersonarse al canal universitario. Este fue un candidato que para la ocasión se vistió mostrando los colores de su partido (azul, amarillo y rojo), dando a entender que hay orgullo por su partido e intentando, posiblemente, comunicar que no lo “esconde”. Acá, todos los elementos juegan y no podemos solamente prestar atención a las ideas y planteamientos de los aspirantes, puesto que cuando se emite el voto hay un componente emocional en la decisión, influyendo las características físicas del aspirante, sus gestos, postura, capacidad de crear empatía, selección de palabras y forma de decirlas, objetos que utiliza, vestimenta, etc.
Considero que la postura y los gestos del Dr. Hernández reflejan considerablemente dónde se encuentra él en la construcción de su mensaje. Por un lado, se planta sobre el piso con los pies abiertos y ejerciendo cierta presión hacia el suelo, pero, en otros momentos, levanta las puntas de sus zapatos mostrando algo de inquietud e inestabilidad. Cuando el Dr. Hernández se refiere a temas como la salud, los valores o la investigación, su cuerpo se ensancha, se relaja y, literalmente, respira mejor. Es el efecto de cuando sabe de qué habla y que está a gusto. De similar manera, cuando se refirió al caso de los ‘Panama Papers’ su pecho se expandió literalmente y con su dedo índice empujaba el espacio, mostrando sin reserva alguna que no tenía miedo en confrontar al respecto. Otro momento singular fue cuando descartó un posible gobierno conducido por Rodolfo Piza diciéndole “un gobierno no es poesía” mientras sacudía la mano derecha como si estuviese desechando esa idea y enviándola hacía el suelo.
Cuando se le preguntó si incluiría a Rodolfo Piza en su gobierno, nunca mencionó el nombre del candidato del PUSC y, al final de su respuesta, tomó agua inmediatamente, gesto que se puede interpretar como necesidad de refrescar la garganta, pero que también se asocia a un momento incómodo. ¿Quién no tomado agua para aliviarse? De hecho, en los debates estadounidenses, se lleva la cuenta de quién tomó más y pronto les diré quién ocupó mucho de este preciado líquido en este debate, y no fue el Dr. Hernández.
Mario Redondo de Alianza Demócrata tiene un aura que emana respeto y sencillez, a pesar de que al día de hoy las encuestas no le otorgan ni el 1 % de intención del voto. Este es un aspirante que como diputado ha destacado, pues literalmente se ha apersonado a los Tribunales de Justicia a interponer denuncias en casos como ‘el cementazo’.
En las respuestas que dio, hay un aire de denuncia y crítica, pero todavía no tiene los ‘cómo’ de las soluciones a un nivel de maduración y a un grado que se les pueda percibir de manera tangible. Hasta ahora, y quedó evidenciado en este debate, su cuerpo no hace nada especial. Redondo junta las manos, las abre y las cierra constantemente como si tuviese un pequeño acordeón invisible que está tocando. De ahí que cuando mencionó palabras como “me preocupa”, “trascender” y “múltiples” no supo cómo darles un énfasis por medio del cuerpo. Difícilmente, este candidato podrá persuadir a los electores, puesto que, hoy por hoy, estos toman la decisión por lo que ven en la televisión, principalmente, y este tipo de medios requiere un conocimiento significativo del cuerpo. Estamos en tiempos en los que mucha gente no quiere leer u oír política, quieren ver política, y eso es otra cosa.
El desempeño reflejado este viernes demuestra varias cosas: el candidato tiene gestos distractores, repetitivos y, por lo tanto, adormece; los codos los pega con frecuencia al cuerpo, quedándose en un espacio pequeño y, finalmente, todavía no parece disfrutar el arte de debatir. A mi modo de ver, el candidato es muy capaz, pero su cuerpo es muy pasivo, restándole la capacidad de inspirar, de llamar a la acción.
Carlos Alvarado del PAC, siendo parte del oficialismo no podía darse el lujo de ausentarse. Este es el candidato que corporalmente tiene el desempeño más dinámico, diría yo, pero evidenció algo que ha sido una constante en este debate de Canal UCR y de otros, sus respuestas son muy mecánicas y sus gestos parecen tan ensayados que le restan espontaneidad. Cuando se refirió al tema de la Caja del Seguro y sobre la importancia de digitalizar expedientes, literalmente, dibujó un rectángulo en el espacio. Si mi retentiva no falla, y puede suceder, este recurso Alvarado lo repite a donde vaya. A este debate llegó a recitar de memoria lo que sabe. Casi que no se permite elaborar respuestas en el momento.
Cuando se le confrontó sobre las cosas que no se hicieron en este gobierno, terminó refugiado en un vaso de agua. Y sí, este fue el candidato que tanto en vivo como fuera de cámaras, tomó agua 14 veces. Mario Redondo intentó ponerle contra la pared en el tema del ‘cementazo’, pero Alvarado empezó perdiendo tiempo respondiendo sobre los logros del PAC. Este aspirante no es un mal vocero del gobierno. Pero la cosa no termina ahí, los televidentes no siempre pudieron observar los pies de los candidatos. En mi caso tuve la oportunidad de verlos a escasos metros. Si hay una zona de nuestro cuerpo que se resiste a mentir, es precisamente de la cintura hacia abajo. Cuando se le preguntó el porqué ir por un segundo gobierno del PAC, sus pies se movían de un lado a otro, especialmente el pie derecho. El candidato Alvarado de la cintura para arriba hace todo un esfuerzo por verse en control, pero sus pies le delatan a ratos que no tiene equilibrio. Tal vez, él no tiene las cosas al nivel de control que desearía. No sería para menos, entre varias dinámicas que vive el aspirante, el ‘gobierno del cambio’ es cuestionado y un quinto lugar en las encuestas, casi que empatado con el candidato evangélico no es tampoco para estar muy tranquilo, y a eso sumémosle las preguntas desestabilizantes que recibió.
Alvarado, bien que mal, conoce algunos trucos del arte de la retórica, como lo es el número tres. En el debate, vimos que para todo tiene casi 3 ‘soluciones’. Cuando se prestaba la oportunidad cerraba alguna respuesta con su eslogan Yo Creo. Ni él mismo parece creerlo. Este es un candidato con juventud y algo de buena técnica, pero le falta aterrizar los ‘cómo’ y le falta sentimiento. Alvarado carga, también, con un PAC que ya no es el mismo y acarrea con él un partido que perdió la virginidad.
La candidata Stephanie Campos de Renovación Costarricense quedó casi que descalificada como aspirante a la presidencia. El periodista Rodolfo González del programa ‘7Días’ resaltó la importancia de manejar datos porcentuales con exactitud para poder solucionar algunos de los problemas nacionales, y le preguntó cuánto es el gasto total del gobierno, cuánto es el déficit fiscal, cuánto creció la economía costarricense, cuál es la tasa de homicidios dolosos, sin embargo ella admitió no saber las respuestas, mostrando una sonrisa inauténtica y dirigiendo por un momento su mirada hacia un lado y hacia abajo. Y, si bien es cierto, no se puede saber todo, ella reconoció que se ha enfocado en buscar soluciones a otras cosas que no precisó, terminando la respuesta con sus labios presionados hacia adentro, sugiriendo de esta manera tensión, frustración y auto desaprobación.
La aspirante no ofreció nada atractivo y tangible en sus respuestas, lo cual corresponde inevitablemente a un cuerpo que se mostró a veces tenso, poco expresivo, y con ausencia de calidez. El problema que tiene esta candidata, que no es solamente de ella, es que, por un lado, los candidatos ponen mucho énfasis en mostrarse fuertes, no permitiéndose un grado de calidez y, mucho menos, de vulnerabilidad. Tampoco se ve que metan el dedo en llaga de los problemas nacionales, sino que por lo contrario, luchan por hacerse oír, demuestran vanidad y se quedan, en gran medida, en sus motivaciones individuales.
Edgardo Araya del Frente Amplio en este debate principalmente se movió en dos ejes, por un lado, el del tema ambiental y, por otro, su espíritu de denuncia e indignación por el trabajo del gobierno. Cuando el periodista Ernesto Rivera le preguntó sobre cómo armonizar la conservación de la naturaleza con un esquema de producción dada la vocación exportadora del país, Araya respondió: “bueno es que ese es uno de nuestros principales planteamientos”, mientras miraba hacia abajo, con las manos rechazó inicialmente la pregunta y posteriormente le siguió un levantamiento de cejas que se asocia a incomodidad y a falta de credibilidad.
Este es un aspirante que no parece del todo ofrecer un lenguaje no verbal convincente, y en otros casos no ofrece soluciones convincentes. El espacio no lo aprovechó siquiera para sacar una de las tareas más básicas de todo aspirante a la presidencia, ilusionar al votante. De todos los aspirantes, él, diría yo, es el más emocional, pero esto no le alcanza para calar en la gente. De hecho, en la última encuesta de Opol Consultores tiene menos de un 3 % de la intención de voto. Durante el debate, mantuvo con frecuencia sus piernas unidas, una postura que se asocia normalmente a lo femenino. Esa posición delata algo que he visto en él muy seguidamente, es como si él personificara el color rojo. Si pensamos por un momento en ese color, el rojo se encuentra en un estado a punto de explotar, pero intenta contenerse. Ese fue el aspirante que vimos la mayor parte del debate. Ahora, cuando Araya rompe este esquema corporal se vuelve desbordante y satura de emoción, pasando al otro extremo. El ejemplo sería su uso del puño cerrado moviéndose de arriba hacia abajo como si estuviese martillando. Su discurso por momentos va a un cierto ritmo, y su cuerpo puede irse por otro, rompiendo sincronía.
John Vega del Partido de los Trabajadores muestra un grado calidez ante las cámaras, pero se queda principalmente en planteamientos e ideas, los cuales, como mencionó el politólogo Claudio Alpízar, se sienten como si estuviera en la era de la Guerra Fría. Vega es un aspirante que parece no tener mayor interés por la comunicación no verbal y, cuando dialogo con él, post-debate, me deja la sensación de que ve el tema de comunicación como una cuestión de imagen, lo cual lo considero poco acertado y desmotivante, viniendo de una persona tan joven. Debido a que en el debate muchas tomas se hacen del pecho hacia arriba, muchos detalles de la comunicación corporal se pierden para el televidente. Sin embargo, dado que lo observé de cerca, él mantuvo gran parte del tiempo las manos agarradas de los costados de la mesa. Este tipo de posturas para un candidato que habló de lucha, de reivindicar derechos, de que hay deudas históricas con los trabajadores, es poco persuasivo para atraer votantes. La postura que mencionó parecería irrelevante, pero recordemos que cuando el cerebro no entiende lo que se dice, inmediatamente recurre al lenguaje no verbal para tratar de comprender el mensaje. De ahí que debe haber sincronía de lo que se dice con las expresiones del rostro, la postura y los gestos. El candidato parece apostar por decir lo que él considera una verdad, pero es más interesante decir la verdad sin aburrir.
Como una particularidad, llamó la atención que Vega fue el candidato que “rompió” el protocolo, vistiendo una camisa blanca en un debate de noche y cuyo color no se asocia en nada a la ideología a la que pertenece. Pero bueno, ¿por qué no? Su estilo de vestimenta fue un tanto al estilo Figueres: el blanco, con toda la gama de interpretaciones que genera este color. De hecho, ningún candidato, excepto Hernández, mostró orgullo partidario en su vestimenta. El esfuerzo de la mayoría apuntó a no llamar la atención por su partido, sino más bien mostrar la “singularidad” de ellos y ella.
Considero que, luego de este debate del Canal UCR, hay otro candidato descalificado, seguido de Stephanie Campos, ese es Sergio Mena de Nueva Generación, no solo por lo poco especifico que es en sus respuestas, sino porque también corporalmente toma otro camino para ver cómo se salva. Cuando Rodolfo González le preguntó sobre datos porcentuales basados en 4 medidas para la salud que Mena plantea en su programa de gobierno, lo primero que hizo fue retirarle la mirada al periodista y dirigirla hacia abajo, lo cual sugiere sumisión y hasta cierto grado, culpa. Luego reaccionó a la defensiva diciendo que “el presidente de la república no es un erudito y que él no puede saber todos los datos.”
Sergio Mena, ciertamente, vistió de manera elegante, pero si se observa su desempeño corporal en el debate, no ofrece la palma de sus manos al hablar, cosa que es básica en la comunicación. Desde los tiempos más remotos de nuestra especie, el mostrar la palma de las manos se volvió una necesidad, pues con esto se demostraba que no había arma en mano para agredir. Él hace los gestos principalmente hacia adentro, sugiriendo un fuerte ego y, al mismo tiempo, como una manera de escudarse, de protegerse. Esto va mano a mano con el contenido de muchas de sus respuestas, pues demuestran poca preparación y estudio. El candidato se nos queda todavía ‘light’, con mucho camino por recorrer.
Deudas pendientes
Como un todo, a nuestros candidatos el debate organizado por la Universidad de Costa Rica les quedó grande, salvo algunos momentos en los que unos pocos destacaron. Demostraron que continúan en deuda en su preparación de forma y contenido. Siguen sin comprender que la campaña es un acto permanente, por lo que una breve preparación para un debate no será suficiente. Tampoco se ve un esfuerzo significativo por segmentar el mensaje que presentan, dirigiéndose al público como si este fuera ‘al por mayor’.
Inclusive, el ausentismo de algunos por si solo dijo mucho. En ese sentido los esfuerzos del equipo organizador no obtuvieron el nivel de consideración y de cortesía que se esperaría para una institución emblemática como lo es la Universidad de Costa Rica. Lamentablemente, la gran mayoría de nuestros aspirantes parece venir de la vieja escuela, pues caen en el error de pensar que se siguen dirigiendo al mismo votante de hace 15, 30 o 50 años, al que le bastaba y se apoyaba en palabras… que entran por una oreja y salen por otra. Lo que vimos a ratos parecía, más bien, un concurso de promesas.
Caen también en el error de pensar que entrenarse en comunicación verbal y no verbal les resta autenticidad. Estimado lector, de continuar la mayoría de ellos por la misma senda, le recomiendo para el próximo debate no verlo o verlo con unas palomitas de maíz a la mano a ver si, al menos, de esta manera la experiencia ante su pantalla se siente menos dolorosa.

Analista no verbal y director escénico.
Universidad de Costa Rica, Ecole Internationale Jacques Lecoq.

7/Seducción de los Candidatos: Carlos Alvarado
Carlos Alvarado, Acción Ciudadana
Carlos Alvarado ha venido haciendo malabares con dos eslóganes principales. Por un lado, está: Yo creo. Normalmente, este lema lo completa con otras frases, como por ejemplo, Yo creo en una Costa Rica bilingüe. Esto le permite un margen de juego de palabras, pero
no hay nada especial en su gestualidad para respaldar el eslogan. El Yo creo pulsa ‘el botón’ de la fe en cada quien, pues se da por probable o posible lo que él desea realizar, aunque no haya certeza que lo que Alvardo cree sucederá del todo. Ceder ante la fe que el
aspirante propone no es para cualquiera, pues en las condiciones fiscales, de desempleo y de corrupción en las que se encuentra el país, apoyarlo podría significar para muchos dar un salto en las tinieblas.
Por otro lado, está Elijo el futuro. Este lema no sugiere ser del todo original, pues la frase; Elijo mi futuro, es utilizada por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Otro ejemplo, posiblemente accidental, lo encontramos en una campaña española del 2013 titulada; Elijo mi futuro, con la cual se llamó a combatir el desempleo juvenil. Y si de similitudes se tratase, debemos hacer un paréntesis para recordar el eslogan PAC del año 2014: Con Costa Rica no se juega, el cual es casi idéntico a uno de los utilizados por la Coalición Unidad en el año 1979: Con el país no se juega. (La Nación, miércoles 10 de enero de 1979). El lema que el ‘presi’ utilizó, resultó ser, y por mucho, un producto de segunda.
De todos los candidatos, Alvarado es el que tiene un mayor control corporal, pero, a veces, raya en el punto en que intenta tener todo bajo control, restándole espontaneidad. Este es un aspirante que, literalmente, camina con pies de plomo. Cuando se le observa, su conducta es un tanto sigilosa. En él, hay miedo a dar un paso en falso, pero intenta no demostrarlo. Paradójicamente, sus eslóganes no los vive. Su gestualidad, incluso, se percibe ensayada, aunque hay un cierto esfuerzo por hacer gestos centrífugos, es decir, gestos que salen del cuerpo y que intentan conectarse con la gente. Ahora, ¿qué tan genuino es realmente? Esperemos a febrero a ver qué dicen los números. Con su campaña número 5, el PAC de Alvarado entró en las filas de irse convirtiendo en uno más de los llamados partidos tradicionales. El PAC de Ottón Solís, claro está, ya no es el mismo. El PAC de Alvarado podría milagrosamente dar la sorpresa y repuntar para meterse en segunda ronda, pero aunque lo logre, lo cierto es que el PAC ya perdió su virginidad.

Analista no verbal y director escénico.
Universidad de Costa Rica, Ecole Internationale Jacques Lecoq.

Seducción de los Candidatos por Marlon Segura
¿Qué nos puede decir el lenguaje corporal y no verbal sobre los Candidatos a la Presidencia de la República del próximo año?
El equipo de Contexto.cr en conjunto con Marlon Segura estará desarrollando unas serie de notas denominadas “Seducción de los Candidatos”, la cuál consiste en un análisis sobre el lenguaje no verbal y corporal de los principales candidatos a la Presidencia de la República para las elecciones del próximo año.
Las publicaciones se realizarán de manera periódica los días Martes y Viernes a partir del próximo Martes 24 de Octubre, en nuestro medio a partir de las 6:00pm. Lo podrán hallar en nuestra plataforma de Facebook una vez sea publicado.
La campaña para las elecciones 2018 ha comenzado
Según el más reciente sondeo de Opol Consultures, si hoy fueran las elecciones, ninguno de los candidatos alcanzaría el 40 % suficiente para vencer en primera ronda. Aun así, los 11 candidatos inscritos salen a cazar votos con la consigna de triunfar en febrero.
Como parte de su estrategia hacia el éxito, trabajan un plan de gobierno, han estudiado al electorado, han invertido tiempo valioso creando la mejor versión de sí mismos y han puesto alma, vida y corazón en un elemento que no puede faltar en campaña: el eslogan. El eslogan político busca sintetizar el mensaje de un candidato hacia el electorado. Es un mensaje corto y reiterativo que busca impacto y sumar apoyo. Durante el proceso de construcción de un eslogan, el candidato, junto con su equipo, debe crear un lema que lo conecte con la gente, que ilusione y que lo ubique en el espacio que desea ocupar. Sin embargo, es importante que las acciones realizadas por el aspirante no sean contradictorias con el lema que promueve. Su lenguaje no verbal (posturas, gestos, expresiones y uso del espacio) necesita ser congruentes con la frase.
Realizar eslóganes sin fundamento, sin ser coherentes con el candidato, hace que se puedan crear imágenes equivocadas de quién es él o ella, lo cual puede traer desencanto al revelarse que no había una correspondencia entre el político y su lema.
